martes, 17 de junio de 2008

UN GRAN ESPEJO

"Era el centro de Santiago al mediodía lo que me impedía caminar con tranquilidad. Cientos de personas iban y venían por la vereda. Huérfanos, Estado, Alameda, San Antonio. Mujeres cargadas de paquetes, y algunas con niños de la mano. Hombres y mujeres que trabajaban en las oficinas del centro y que seguramente aprovecharían la hora de almuerzo para tomar una colación en cualquier restaurante o fuente de soda. Vendedores callejeros y sus ofertas a viva voz. Yo buscaba una tienda porque quería comprarme un vestido. Había recorrido toda la calle Ahumada y no había encontrado nada. Llegué cerca de la Casa Central de la Universidad de Chile y miré un poco en la Librería universitaria los últimos títulos de libros que estaban allí en exhibición. Crucé la calle y entré en un pasaje; siguiendo letreros llegué a una tienda en un segundo o tercer piso. ¡Por fin! Después de probarme varios trajes encontré un vestido de una tela parecida a la seda y al algodón al mismo tiempo, gruesa y suave al tacto. Era un vestido camisero, manga larga, cuello y escote en V y un pabilo en la cintura. Abotonado en la parte de adelante sólo hasta la cintura. Los botones estaban forrados en la misma tela del vestido. Era de un color rojo oscuro con dibujos en azul marino y gris. Me gustó apenas lo ví y entré al probador para ver como me quedaba. Me gustó enseguida. El largo era perfecto, hasta la rodilla en época que muchas personas usaban minifaldas, o midi o maxi faldas. La moda era muy heterogénea en ese tiempo. Decidí que ese vestido lo llevaba puesto. Salí del vestidor pero no encontré a la vendedora que me había atendido, y me paré cerca de una puerta a esperar que apareciera. De pronto giré ligeramente mi cabeza y vi un poco más allá a una muchacha que llamó mi atención. Era joven, de largos cabellos castaños, delgada. Una ligera mirada de ensueño en sus ojos y me miraba con cierta atención. También me puse a observarla y vi que ella no me quitaba los ojos de encima. Qué curioso. Caminé disimuladamente para verla más de cerca. Me estaba mirando a mí misma en un gran espejo que ocupaba toda una pared. Me dió tanta risa. Y la muchacha reía al mismo tiempo que yo, pues era yo misma".

No hay comentarios: