lunes, 16 de junio de 2008

EL HOMBRE QUE PARECIA NO ESTAR PIDIENDO NADA.

"Hace muchos años, caminábamos con mi esposo, de noche, por unas calles muy oscuras del centro de Santiago, caminábamos de regreso a nuestra casa. Hacía bastante frío. De pronto vi a un hombre sentado en el suelo acurrucado contra la pared, no parecía estar pidiendo nada. Algo me impresionó y me hizo decir a mi esposo que por qué no le dábamos algo de dinero para que pudiera alojarse tal vez en una hospedería. Mi esposo dijo que sí , y yo me devolví unos pasos con el dinero, inclinándome para dejarlo en sus manos. Cuando puse el dinero en sus manos el hombre rompió en llanto. Yo le dije que tal vez eso podría servirle para algo, y me alejé hacia donde estaba mi esposo. Me sentí muy impresionada por el llanto de ese hombre que parecía un mendigo pero que no estaba pidiendo nada. Nunca olvidé esa oscura calle con ese hombre sentado en el suelo, con el dinero en las manos y llorando, no me atreví a tocarlo".

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