domingo, 17 de agosto de 2008

El vaso de vino rojo.

Penetro en una habitación en penumbras...en esa habitación hay grandes espejos en las paredes y en el techo. Luces de colores que parecen un caleidoscopio se reflejan en la superficie bruñida de los espejos. El suelo tiene mullida alfombra. y una música suave se escucha lejana. El centro de la habitación es un lecho cubierto con un cubrecama de color oscuro pero que no se confunde con las sombras. Junto a la cama hay una mesita antigua y angosta sobre la cual hay una lámpara de luz blanca. y allí sobre una pequeña bandeja hay dos vasos de alto pie y una botella de vino rojo. La botella de vino y los vasos de vino semi llenos atraen mi atención.
La luz atraviesa la botella y los vasos y los ilumina de tal manera que genera en ellos especial belleza. Fascinada contemplo la belleza del rubí de ese líquido embriagador, dulce y suave a la vez, tibio... allí está atrayéndome con su presencia mágica...
Me siento como si estuviera sumergida en un extraño y profundo mundo en otra dimensión. Nada existe allí, sólo yo y la botella de vino y los dos vasos semillenos...
No resisto la tentación y tomo uno de los vasos y lentamente lo llevo a mi boca, es tan dulce... siento que quema suavemente mi boca. Estaría eternamente bebiendo ese vino rojo y transparente iluminado por la luz de la pequeña lámpara...en el mar de oscuridad nada un pequeño pez de color, es el pequeño pez dorado de la reina.

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