lunes, 25 de agosto de 2008

El día que el mar se puso transparente.

Ese día mi padre nos invitó a pasear a la orilla del mar, era un día domingo con un cielo muy azul y un sol muy luminoso antes del medio día. Había mucha gente en el paseo Bellamar y en el muelle. Las lanchas de los pescadores se mecían en la poza, y allá al fondo los barcos de carga esperaban antes de entrar en el puerto. Nos acercamos al borde del antiguo muelle y de pronto nos sorprendió un espectáculo increíble, el mar cerca de la orilla estaba transparente como si fuese agua de la llave. Podíamos ver el fondo y los pilares que afirmaban el muelle y unas rocas planas y lisas con algunas grietas. Los peces nadaban allí y podíamos verlos, merluzas, blanquillos y cabinzas. Y encima de las rocas, grandes jaibas que se deslizaban caminando encima de las rocas grises y oscuras. El fondo del mar cerca de la orilla era absolutamente transparente. Nunca había visto algo como eso, y nunca volví a ver un fenómeno como ese.

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