sábado, 12 de julio de 2008

LA ESTUFA.

La habitación era pequeña. Tenía una mesa y dos sillas. Una ventana en el fondo que se abría hacia un gran espacio donde había una cancha de tenis y un espacio cerrado que servía para diferentes usos. Los espacios verdes en verano eran acogedores, y grandes árboles daban grata sombra a los visitantes.

En invierno, cuando hacía mucho frío y llovía con mucha fuerza, era agradable estar allí dentro de esa habitación. Y...

En el centro de la habitación estaba lo estufa.
En la oscuridad de la noche la estufa se erguía en medio del silencio, iluminándolo todo; tan importante me parecía allí, solitaria, el centro de todo, esparciendo su calor. Podía acercarme a ella y sentir como su calor calentaba mi cuerpo. Sentía su calor en mi boca, cuando acercaba mi rostro hacia ella. Y sentía como su calor acariciaba mis manos frías. Giraba lentamente mi cuerpo para sentir el calor sobre mi espalda y permanecía allí, tan quieta, sintiendo esa agradable sensación de plenitud...

En el centro de la habitación estaba la estufa...

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